domingo, 17 de mayo de 2009

Gran torino

JUSTICIA POÉTICA

Kowalski, un hombre duro y sin piedad, antiguo combatiente de Corea, acaba de enterrar a su esposa. Ésta lo deja ante un panorama que poco agrada a un hombre tan rácano en las relaciones sociales: dos hijos ansiosos por colocarlo en una residencia de ancianos, un joven cura que lo persigue para que se confiese, y un vecindario asediado por bandas violentas donde la única bandera americana que ondea es la suya.
Sus planes de pasar tardes tranquilas en el porche de su casa bebiendo cerveza disfrutando de un cigarrillo se desvanecen una noche en la que, rifle en mano, ahuyenta a una banda de adolescentes que están molestando a sus vecinos Hmong. A la mañana siguiente se ha convertido en un héroe para ellos aunque él sigue comportándose de un modo descortés y huraño. A pesar del rechazo que siente a todos poco a poco se da cuenta de que tiene más en común con esa familia Hmong que con su propia familia por que, tal vez, le hagan sentir útil y no un viejo estorbo.
Aunque Walt es un hombre de prejuicios, poco a poco, comprueba que el mundo real es demasiado ambiguo como para perder el tiempo en un único punto de vista.
La culpabilidad no se ahuyenta con una simple confesión, por lo menos para él. Para ello es necesario hacerlo con las botas puestas

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